Obesidad infantil, como prevenirla, y si está: ¿qué hacemos?
No es fácil reconocer que nuestro hijo tiene sobrepeso, como tampoco es fácil para el profesional que lo atiende se lo diagnostique, ya sea porque pasó por alto realizar los cálculos necesarios, o muchas veces por no afrontar el rechazo de la familia ante el diagnostico de sobrepeso infantil, que en ocasiones resulta ser un momento incómodo, de frustración de los padres, al pensar que la crítica es directamente acusadora hacia la familia que no supo “cuidarlo”.
Jamás se debe culpabilizar, y la principal función del profesional es motivar los cambios de hábitos, no solo del niño sino de toda la familia, ya que el tratamiento del sobrepeso infantil es de TODOS, incluso si papá es flaco y el hermano come todo el día y no engorda un gramo.
¿Como lo prevenimos según las distintas etapas?
En la etapa lactante (hasta los 2 años), respetar la lactancia materna e incentivarla. Si toma leche de fórmula, tratar que al año deje el biberón y tome leche en vaso. Evitar siempre las bebidas azucaradas y los productos de pastelería, acá también entran el exceso de galletitas, algo tan común de ver. Respetar las señales de saciedad del bebé que está empezando a comer: corre la cara, tira la cuchara, cierra la boca, NUNCA FORZARLO. Mientras más independiente logre comer, mejor manejará sus sensaciones de hambre y saciedad.
Entre los 2 y los 5 años, es una etapa sensible, el niño come poco (para los papás no come nada), con lo cual la reiterada frustración por el escaso apetito y la fobia ante ciertos alimentos, hace que le demos cualquier cosa con tal de que coma, los sobornamos con regalos, les damos premios si comen las verduras, que oh casualidad, suelen ser golosinas; los hipnotizamos detrás de una pantalla con tal de que sigan comiendo y los obligamos a terminar el plato aunque estén por reventar. Esto dispara malos hábitos, que no ayudarán para nada a la etapa siguiente y que, si persisten, traen el riesgo de sobrepeso en la adultez. En esta etapa es importante que la familia entera tenga buenos hábitos, que con el ejemplo le demostremos que comer sano puede ser rico y la comida hecha en casa a base de productos frescos es la mejor. A la larga van a probar de todo, PACIENCIA.
Comienzan la edad escolar, esta etapa que va de los 6 a los 11 años, donde el nene que no comía, nos quiere comer a nosotros. La familia está feliz, porque ahora sí come con ganas, pero no quiere saber nada con las verduras, con las frutas, con las legumbres, con los cereales integrales. Tiene un paladar acostumbrado a sabores intensos como los de las comidas precocidas (patitas, palitos, chizitos, pizzas, fiambres, dulces, etc.). En esta etapa es importante que sigamos con lo anterior, dieta variada, casera, con productos naturales como base. (Abajo podrán ver un plato que ejemplifica como deberíamos comer) Sin pantallas, de manera relajada, comiendo lento y disfrutando del momento.
La Adolescencia temprana y toda la adolescencia, en fin, suele ser un momento bastante difícil en la alimentación y EN TODO. Siguen a sus pares, pasan muchas horas chateando o en las redes sociales, comen a destiempo o a veces ni aparecen a comer, pasan muchas horas fuera de casa y aquí es donde lo más importante es hablar, una etapa que tiene riesgo de varias cosas, entre ellas las adicciones, los trastornos alimentarios, etc. Los que pasaron las etapas anteriores con naturalidad, seguramente sigan sin conflictos con el tema alimentario.
En resumen, muy resumido… La obesidad infantil es un tema que nos preocupa a todos, Argentina encabeza la lista. ¿Es un tema solo del niño? Claro que no, es un tema familiar y como tal, el tratamiento también es familiar. ¿Ponemos al niño a dieta? NO. Cambiamos los hábitos, los familiares. Menos pantallas, más movimientos, comida sana para todos, compartimos, charlamos, damos el ejemplo. Seguro que haya excepciones, patologías que incluyan a la obesidad, niños que por alguna enfermedad si deban bajar de peso con algo más estricto, pero la idea de este mensaje es prevenir.