No les pasa de ver recetas con cada vez más fanatismo por ciertos alimentos y más demonización de otros?
Sigo muchos blogs, algunos conocidos actualmente de mamás aficionadas, otros de chefs o nutricionistas, y que a pesar de que algunas recetas me gustan, me atraen, las pruebo o modifico, en ciertas oportunidades me dan cierto temor… Algunas rozan la obsesión por “el comer sano”, utilizan alimentos muy nobles, quizás con mejores propiedades (o no), y demonizan otros más clásicos, como azúcar blanca, harina de trigo, aceites más tradicionales, etc. Los nuevos ingredientes, por cierto, muy buenos; pero quizás en las proporciones utilizadas en cada receta no llegan a brindarnos los beneficios que nos cuentan y los consumidores nos vemos en la encrucijada de pensar que nada de lo que hacemos es suficiente.
No pensemos que por darle a nuestra familia una receta con aceite de coco, azúcar integral mascabo, mezcla de 8 harinas distintas a la del trigo estamos haciendo las cosas bien y el resto hace las cosas mal. En definitiva son grasas, hidratos de carbono y proteínas, nutrientes para nuestro organismo que es de lo que entiende y en grandes cantidades, por más que sean integrales, sin gluten, con grasas “distintas” (no hablamos de la celiaquía, que es una enfermedad) también llevan al sobrepeso, la diabetes, los trastornos alimentarios, etc. A veces por pensar que comemos algo “light” o “Sano”, comemos el doble y en ocasiones en esta obsesión de comer sano también despertamos otro nuevo trastorno alimentario, llamado ortorexia: obsesión por la comida sana. Así que ojo!!
No estoy diciendo que no incorporemos todos los beneficios que encontramos o nos cuentan de ciertos alimentos, al contrario!! yo lo hago, pruebo cosas nuevas, algunas me gustan, otras no tanto, algunas incorporo para el día a día, otras no. Pero el equilibrio siempre es lo que nos lleva a poder disfrutar de lo que hacemos... y comemos...
Entonces… va de nuevo, comer de todo en porciones acorde a nuestra edad, dentro de un contexto de alimentos saludables, comida casera, sin tantos alimentos procesados (esos que vienen en polvitos, en paquetes listos para comer, congelados, jugos, etc)… o sea: C-O-M-I-D-A y dejamos las gaseosas, los jugos, las tortas, las galletitas para los cumpleaños o los momentos especiales. O es que eso no pasaba antes?
Pensemos un solo ejemplo, que desayunábamos? Pan!! Un alimento tan noble y tan rico, para nuestros desayunos y meriendas, cada vez más perdido, en reemplazo no sé bien como, por las “famosas galletitas” aunque sean de salvado y bajas en grasas (con suerte), que tienen cada vez más ingredientes si nos detenemos a leer la lista que aparece en el paquete.
Disfrutemos del comer, enseñemos que comer es un placer, que cocinar para los que amamos es un acto de amor, y es verdad que lleva tiempo (que es lo que suele faltarnos), pero el esfuerzo vale la pena. Usemos este momento como oportunidad para compartir, a los chicos les encanta.